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jueves, 30 de septiembre de 2010

HISTORIA: El hombre del cine

Esto sucedió un sábado de invierno en Montevideo, Uruguay. A pesar del frío reinante el sábado último me levanté con unas ganas impostergables de mamar alguna verga, por eso me vestí lo más arropadamente que pude para poder salir de mi casa y me dirigí a un cine porno que hay en el centro de Montevideo a pocas cuadradas de mi cálido y confortable depto.
Por suerte ese día habían prendido la calefacción y el ambiente estaba bastante agradable a la hora del mediodía, que fue la hora en que entré a ese oscuro recinto en busca de algo que me sacase la excitación ya que me había ido sin siquiera almorzar.
Entre las penumbras de la sala me ubiqué en la ultima fila, luego de haberme sentado saqué mi verga para afuera de mi bragueta y comencé a acariciarla hasta que se me puso dura, hecho que aproveché para cubrirla con un condón con la esperanza de que apareciese algun benevolente espectador que se compadeciese de mi calentura y me ayudase a disiparla sentándose sobre ella.
Las escenas de la película que aparecían en la pantalla eran muy eróticas cosa que aumentó mi excitación hasta el punto de que mi mano aumentó la presión sobre mi verga haciendo que algún gemido casi inaudible fuese expulsado desde las profundidades mi garganta.
Con el entusiasmo de la película y de manosear mi pija no advertí que en la misma fila en que yo me había sentado pero más al medio había un tipo que me observaba.
El sonido de los gemidos de la película era muy alto pero igualmente pude oír el ruido de una cremallera que se abría a toda velocidad por unas manos nerviosas y ávidas de extraer desde algun recóndito escondrijo un pedazo de carne colgante capaz de darle placer mientras observaba mi mano y oía mis gemidos.
Supongo que cuando advirtió que yo había notado sus movimientos aceleró su mano sobre su verga y a los pocos segundos se fue corriendo de asiento quedando a una butaca de donde estaba yo.
Como yo lo ignoré el tipo nuevamente se levantó para sentarse al lado mio, habrá notado que no lo rechazaba porque no me fui cuando él se acercó por eso tomó coraje ubicándose a mi diestra.
Lo miré de reojo y a los pocos instantes pude sentir su mano escudriñando mi pierna en busca de mi verga cubierta por el condón.
Cuando su cálida mano llegó a mí verga se prendió de ella acariciándomela primero muy suavemente para luego acelerar los movimientos pajeándome a mucha velocidad a la vez que me decía al oído..
-Tan caliente te puso esta película que te pusiste un forro para no largar tu leche sobre el piso?
No, le contesté nada simplemente sonreí como asintiendo a su pregunta, no me iba a andar con explicaciones de que ya me había aprontado para algo de sexo movido.
Mientras él jugaba con mi pija yo estiré mi mano hasta que pude encontrarme con la suya que era un pedazo de carne corto, pero espantosamente grueso y a esas alturas ya estaba muy caliente y babeante de precum.
Como yo me había despertado con la imperiosa necesidad de tener un trozo de carne caliente dentro de mi boca, sin mediar palabra me agaché entre las butacas y me puse a saborear su glande caliente y duro como una roca.
Tuvo que abandonar mi pija porque al estar agachado entre sus piernas él no podía tenerla entre sus manos, pero en cambio estas fueron a parar detrás de mi cabeza apretándola contra su pelvis para obligarme a tragar todo su corto instrumento.
Yo estaba en la gloria saboreando ese rico caramelo que con tantos agasajos linguales comenzaba a latir muy aceleradamente dentro de mi boca transmitiendo esos movimientos a mi lengua la cual disfrutaba con esos latidos calientes que expulsaban precum en inusitada cantidad.
El tipo comenzó a gemir muy rápido demostrándome que le gustaba y casi inmediatamente me dijo:
-Pará!!! Me vas a hacer acabar!!
-Hácelo!!! Fue la única palabra que pude susurrar al abandonar su verga por unos instantes dejándola al lado de mi boca para poder decirle esa monosílaba palabra.
Sin poder creer que el tipo se había excitado tanto, aunque los latidos de su verga sobre mi lengua lo demostraban, esa verga comenzó a expulsar unos largos chorros de leche los cuales pasaron zumbando cerca de mí boca para depositarse en la parte de atrás del respaldo de un asiento de la fila delantera.
Luego de esa eyaculación el tipo quedo más calmado pero en cambio yo no había saciado mis ansias de verga ya que la mía permanecía aun dura fuera de mi bragueta.
Él rompió el silencio diciéndome:
-La chupás muy bien, pero me quedé caliente!
-Ahora chupámela vos porque aun la tengo dura y quiero acabar...
-Me gustaría hacer algo más... Que te parece la idea?
-Buena, pero donde podemos ir.?
-Vamos a mi casa, yo vivo acá a la vuelta del cine.
-Vivís solo?
-No, vivo con un compañero de trabajo pero a esta hora está en el laburo.
Como pude guardé mi verga dura entre mis ropajes, pero antes de guardarla me saqué el condón y lo tiré al piso del cine, total allí aparecen muchos uno más no se iba a notar.
Entramos a un vetusto edificio de la calle Soriano donde me dijo que vivía con su compañero de depto. y al traspasar el umbral cerró con llave y luego cuando nos dirigíamos a su habitación oímos rudos provenientes del cuarto contiguo.
-No te preocupes por esos gemidos debe ser Sebastián (mi compañero de trabajo), seguramente salió antes del laburo porque consiguió algún "chongo" que le haga lo mismo que nosotros vamos a hacer en mi pieza.
Lejos de preocuparme me dio morbo saber que en esa otra habitación estaban disfrutando como suponía que íbamos a hacerlo nosotros en unos momentos más adelante.
No dije que el tipo era cuarentón, más bien gordito, de cabello negro, de cara achinada o mestiza probablemente del norte del país pero afincado en Montevideo desde muchas décadas atrás por eso había perdido casi todo su acento norteño.
En cuanto entramos al dormitorio cerró con el pasador para prevenir interrupciones molestas, eso dijo e inmediatamente nos sacamos toda la ropa porque pesar de que era un edificio viejo tenía calefacción y allí no se sentía el gélido frió que estaba azotado Montevideo.
Diversilino que así dijo llamarse abocanó mi verga en un santiamén, luego lo imité haciendo un 69 muy rápido en el cual su pija demoró bastante en levantar cabeza seguramente agotada por la impresionante eyaculación que lo había hecho gozar en la oscuridad de ese cine.
Me puso boca abajo para poder chuparme el orto con toda comodidad, luego colocó una almohada la cual acomodó bajo mi vientre y una vez que la dilatación fue suficiente se puso un condón y me penetró haciéndome doler por lo extremadamente gruesa que era su arma.
Por suerte era corta y solamente me hizo doler el aro exterior de mi esfínter porque con cada embestida que Diversilino daba me hacía gozar intensamente hasta tal punto que le dije que tomase mi verga con su mano y que me pajease a toda velocidad.
Gemimos bastante porque disfrutamos mucho los dos, pero entre eyaculaciones y gemidos no nos dimos cuenta que alguien golpeaba la puerta.
Era Sebastián que ya había terminado su placentera encamada con el tipo que nunca vi y al oír tremebundo escándalo en la habitación de su compañero quería saber que sucedía allí.
Pensé que Diversilino le gritaría desde la cama que no sucedía nada pero en éste en cambio se levantó y abrió la puerta.
Sebastián también estaba en bolas porque había ido despedir a su amigo, que por lo que noté le hizo un Servicio Express yéndose inmediatamente.
Entró al dormitorio con la mayor naturalidad viéndome a mi sobre la cama que con mis manos trataba de ocultar mi verga desfalleciente.
Nos presentó con su amigo y este al darme la mano me dijo:
-Que linda verga que tenés!
Me la pudo ver porque tuve que soltarla para poder darle la mano, atendiendo a su atento saludo pero como tenía la mano mojada por la lechada que había tenido ayudado por la mano de Diversilino le mojé sus dedos con el néctar que él no supo desperdiciar ya que llevando sus dedos a su boca lo paladeó exclamando:
-¡Que buena que está!!! Recién expulsada de esas bolas redonditas...
Sebastián era más joven que su amigo aparentaba unos treinta y cinco años, delgado, bastante más blanco que Diversilino y con un cabello castaño muy ondeado el cual se repetía en su tórax y pubis descendiendo hasta allí en ensortijados bucles muy excitantes.
Sin siquiera intimar más en alguna conversación me tomó la mustia verga con sus manos y luego de olerla exclamó:
-Que lindo aroma a leche fresca tiene tu pija!!!
Diversilino con los dos polvos seguidos que se había echado había quedado cansado y satisfecho pero yo aun no me había calmado, quería más sexo y aun tenía ese descontrolado deseo de penetrar a alguien que me había perseguido toda la mañana por eso lo dejé que me la chupara sin poner reparos a su osado proceder.
Me dejó la verga espléndidamente limpia porque luego de lamerla para extraer todos los jugos que por allí se habían deslizado procedió a lamerme las bolas en busca de algún otro vestigio del néctar que lo hacia disfrutar enormemente.
Mi verga no respondía a todos su agasajos linguales porque había quedado exhausta pero mi chupador igualmente no se dio por vencido dejándola a un lado y sentando en la cama me confesó que su acompañante no lo había hecho gozar mucho.
Confesión que me extrañó porque los gemidos que habíamos oído al pasar demostraban lo contrario de lo que decían sus palabras.
Al rato mi verga respondió a los estímulos bucales que nuevamente Sebastián le prodigó a troche y moche, cuando logró que mi organismo le obsequiase con una buena erección, cubrió mi pija con un condón y muy cómodamente se sentó sobre ella.
Ignoro si su esfínter anal era tan dilatado o mi antecesor tenía una verga extremadamente gruesa porque le entró sin ningún tipo de dificultad y luego de que todos mis veinte centímetros estuvieron insertados en su recto él muy cómodamente comenzó a cabalgarme.
Diversilino miraba pero a pesar de que se manoseaba la verga y la apretaba a todo pulmón no logró una tercera erección pero igualmente se puso chupar la verga de su compañero que muy plácidamente revoleaba su culo sobre mi pija cabalgándome a gran velocidad.
A los pocos minutos percibí que su esfínter se contraía dándome el aviso de que su inminente eyaculación se estaba por producir dentro de la boca de su compañero por eso mi penetrado amigo aceleró la cabalgata logrando extraer otra basta ración de mi leche dentro de su recto.
Diversilino se dio cuenta de lo que sucedía porque la verga que tenía dentro de su boca comenzó a latir desaforadamente por eso abandonó la mema que estaba haciéndole a su amigo y termino pajeándolo para que toda su pequeña descarga cayese sobre mi pecho.
Seguramente el otro tipo le había extraído casi hasta la última gota de leche por eso sus bolas expulsaron tan poco néctar sobre mi vientre, pero yo en cambio gocé muchísimo porque a pesar de que Diversilino me había pajeando cuando me la estaba clavando no había podido vaciarme las vesículas seminales.
Quedé satisfecho, había logrado saciar ese desesperado deseo de estar con alguien por eso cuando terminamos muy agotados me vestí y me fui para mi casa.

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