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viernes, 31 de diciembre de 2010

miércoles, 29 de diciembre de 2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

HISTORIA: El Sobrino de mi Vecina

Corrían los últimos días del mes de marzo, era tiempo de vacaciones de semana santa, a la vecina le llego de visita un sobrino que venia de Michoacán, un muchacho de 19 años, blanco, alto, bien formado llamado Antonio y al que todos le decían de cariño toñin, yo soy un chavo de 22 años mido 1,72 ojos café y delgado, cuerpo no muy marcado, me considero bisexual y he tenido más encuentros sexuales con hombres que con mujeres aunque tan bien disfruto enormemente con una mujer.
Pasaron 3 días desde que él llegó, lo miraba pasar con sus primos y lo observaba detenidamente, al cuarto día me encontraba lavando el carro en la cochera, él pasó solo y sonrió conmigo, (cosa que había hecho días antes cada vez que coincidíamos en la calle), cual fue mi sorpresa que regresó al pasar 1 minuto y me preguntó que si donde había un ciber-café, yo le dije que a 4 cuadras pero que yo acababa de pasar y estaba cerrado, él con cara de tristeza dijo…
"Ni modo, mi novia tendrá que esperar"…a lo que yo le pregunté que si era urgente el asunto que tenia que hacer, a lo que él contestó que si, que desde que había llegado no le había mandado un mail a su novia para hacerle saber como estaba, y cuando regresaría, le dije que pasara a mi casa, que con gusto le ofrecía mi computadora que tenia conexión a la red, para que mandara el mail, y para lo que él deseara. Él contestó que si, que gracias.
Lo hice pasar a mi habitación y lo dejé solo para que hiciera su asunto, me retiré a seguir lavando el coche no sin antes decirle que se quedaba en su casa y que no sintiera pena, a lo que contestó que muchas gracias….acabé de lavar el coche y estaba todo mojado, tomé la toalla y me dirigí a mi habitación…ahí estaba el muchacho chateando con su novia, yo me dirigí al baño a darme un regaderazo.
Salí del baño con la toalla amarrada a la cintura, él me miró y me dijo "…como son las mujeres de apretadas" yo le pregunté que por que decía eso y contestó que su novia se había enojado por que no había tenido razón de él en 3 días, le dije que no hiciera caso que cuando regresara la tendría a su merced, él respondió con una sonrisa picara que su novia era un hueso duro de roer.
Le pregunté por qué, y me dijo que cuando tenían relaciones a ella no le gustaba mamarle la verga, se sonrojó y me dijo que pena conmigo, que casi no me conocía y ya me estaba contando intimidades, yo le dije que no se preocupara, que estábamos entre hombres, que no había problema, (yo para esto ya tenia mi verga a 100 de solo pensar que estaba solo en casa con ese bombón en mi recamara), despistadamente miré su bulto y él se dio cuenta, para cortar la situación me dijo que si lo dejaba pasar al baño, pasó al baño y cuando salió me preguntó que si a mi alguna vez me la habían mamado yo respondí entre carcajadas que no….que era yo quien las mamaba…
Él soltó también la carcajada y me dijo mamámela pues…a lo que yo sonreí de nuevo y le dije "no te creas es broma" él me dijo y lo mío no es broma… nos quedamos mirándonos y se acercó hacia mi, bajándose su pantalón yo estaba sentado en la cama, tomó mi cabeza y la guió a su verga, sin pensarlo dos veces le bajé el bóxer y me la tragué toda, succionaba con tal fuerza que él gemía y gemía diciéndome, "ya ves putito, eso era lo que querías, te vi mirándome el bulto, cómetela toda, es tuya"
Yo la lamía de arriba abajo, saboreaba sus bolas, el gemía y jadeaba de placer, así estuve como 10 minutos mamándole la verga hasta que sentí unos movimientos que avisaban que ya se iba a correr, saqué su verga de mi boca y le dije "métemela toda" le quité la camisa, me quité la toalla y nos metimos a la cama, nos besamos apasionadamente, besé sus tetillas, su abdomen, sus brazos, bajé y le volví a mamar la verga, él se quitó y me dijo que me pusiera en 4 que me la iba a meter toda sin piedad, yo le hice caso y él se puso tras de mi y empezó a juguetear con mi ano, me metía la lengua, para mi esto era exquisito, le pedía a gritos que me siguiera metiendo la lengua en el ano y mientras lo hacia él me masturbaba.
Agarraba mi verga y la acariciaba junto con mis bolas, luego sentí que me metió un dedo, lo sacaba y lo metía, yo explotaba de placer al mismo tiempo impaciente por que no me metía su verga que media como unos 20 cm y un poco gruesa, empezó a juguetear con la cabeza de su verga en mi hoyito y mis nalgas, cuando menos me lo imaginé sentí que su cabeza entró por mi hoyo, yo di un gemido mezclado entre el dolor y el placer, siguió empujando su trozo hasta que me la metió toda, empezó con sus embestidas aaaaaa Hummmmmm, yo no dejaba de gemir, él con voz entre cortada me decía "que buen culo tienes putito, apretadito y calientito" yo le respondía que era todo suyo, él metía y sacaba su verga de mi culo, metía y sacaba, metía y sacaba.
Sacó su verga y me puso boca arriba, subió mis piernas en sus hombros y me la volvió a enterrar, toda de una sin piedad a lo que yo grité de placer cuando me la estaba enterrando, me besó apasionadamente quedándonos los dos casi sin aliento, así me estuvo embistiendo por largo tiempo, cuando siento sus chorros de leche dentro de mi, sentía su leche caliente que corría entre mis entrañas, al mismo tiempo que él gemía y gemía debido al orgasmo, me volvió a besar y se recostó junto a mi y me dijo que nunca había cogido un culo como el mío, yo le contesté que quien se iba a imaginar que un muchacho de edad menos que yo me iba a coger con tremendas ganas, me dijo ¿te gustó?
Yo respondí con un sssssiiiiiiiiiii…él tomó mi verga con sus manos y la empezó a pajear mientras me besaba me dijo que si quería que se la metiera pero que lo hiciera con cuidado, por que nunca lo habían penetrado, por que nunca se había dejado, pero que conmigo lo iba a hacer, por que le había gustado en verdad, dicho esto, me puso de nuevo a mil, nos besamos y le dije que se acostara boca abajo, él me obedeció y con mis manos lo tomé de la cintura y lo subí un poco, quedando su culo frente a mi y a mi merced tomé mi verga que mide unos 19 cm y le unté crema que tenia a la mano y unté su culo.
Empecé a metérsela poco a poco, él me decía despacio, me duele, yo me quedaba quieto y al poco rato volvía a meterle mas de mi verga el me decía que le dolía pero que siguiera metiéndole la verga hasta que la tuviera toda dentro, ya que la tenia toda a dentro, empecé a meterla y sacarla poco a poco hasta que el cuerpo me fue pidiendo embestidas más rápidas, empecé a cogerlo duro, cada vez más duro.
Él gritaba de placer y me decía que le diera más duro, me lo pedía a gritos yo mientras lo embestía le besaba la nuca y eso lo hacia delirar de placer, al poco rato sentí un enorme placer, mis chorros de leche inundaban su culo como él me lo había inundado a mi, grité por el inmenso placer que me provocó y quedé exhausto encima de él, le tomé la mano y así quedamos por un rato, uno encima del otro, repitió que nunca lo habían penetrado pero que yo le había gustado.
También me dijo que su novia no existía, que si tenia pero novio, y que él nunca había querido mamársela sin condón pero que hoy lo había experimentado y que había sido lo máximo, cuando terminó de decirme esto nos dimos un beso apasionado, nos levantamos y se vistió y yo me enredé la toalla en la cintura, lo acompañé a la puerta y en los días posteriores nos seguimos viendo y pasando horas calientes entre los dos.

viernes, 24 de diciembre de 2010

miércoles, 22 de diciembre de 2010

lunes, 20 de diciembre de 2010

HISTORIA: Mi Tio Pedro

Esta es una de mis experiencias con Pedro, un tío de unos 34 años, pectorales prominente, con gran vello por el pecho y las piernas, y con un pene de unos 19 cm de largo y bastante ancho y venoso.
Ya os hablé de él, en mi relato de la gran nevada. (Publicado el 11/11/10)
Después de aquel día pues nos veíamos, cuando quedamos a jugar al fútbol y en alguna ocasión más. Yo siempre le miraba porque la verdad me gustaba mucho. Pero tenía novia con la que vive, y vivimos en una ciudad pequeña, así que no podíamos quedar mucho.
Pero un fin de semana saliendo él con sus amigos y yo con los míos, lo ví en un bar, iba con una camisa de cuadros, de manga corta por la que le salían los pelos del pecho, marcando con sus pectorales y sus brazos duros. Me estaba poniendo muy caliente de solo verlos y le fui a saludar.
Estuvimos hablando un buen rato pero yo me estaba poniendo enfermo de sólo imaginarle tras de mi. Así que le dije que un momento que iba al baño a mear.
Cuando me estaba acabando de mear, una boca se me acercó al cuello y sin tocarme me paso su susurro, lo cual me puso más excitado. Ese susurro era de Pedro. Que me rodeó con sus brazos para agarrarme la polla y me dijo:
-Hola putita, se ve que esa polla esta algo más larga de lo habitual porque habrá sido.
En poco tiempo se me puso superdura, y noté su bulto cerca de mi culo. Me cogió del brazo y me metió en el servicio. Se bajó sus pantalones, y me ordenó que se la mamase.
Ese rabo olía a macho cabrio, estaba dura como una piedra y babea líquido preseminal, primero le pasé la lengua por el capullo a lo cual dio un gemido de placer y me cogió la cabeza para follarme la boca como un buen amigo, mientras me decía:
-Joder putita, eres el que mejor la chupa de cuantos tíos y tías me he tirado, cuanto deseaba volver a meter mi polla en tu boca.
Me gustaba que me dijera eso, mientras le acariciaba los pectorales mientras de rodilla no paraba de comer ese pedazo de nabo, luego bajé a los huevos a darle unos pequeños mordiscos y volver a comer ese pene tan duro.
En poco tiempo se corrió inundándome la boca, pero no pudo gemir ya que estábamos en un baño de un bar y a veces entraba gente. Salimos y me dijo:
-Esta noche mi novia no está en casa, tengo ganas de un culito fino y suave como el tuyo, mejor dicho quiero tu culo. Así que pon una excusa a tu novia y estate por ahí hasta que te llame. Hoy serás solo de mi polla y para mi polla no probarás más que esto.
A lo cual le respondí que si, pero a ver que me inventaba esa noche. Después de una hora logré librarme de mi chica. Al rato Pedro me llamó y me dijo que donde estaba que venía a buscarme en su coche.
Llegó y me monte, empecé a sobarle el paquete y él decía:
-Estas ansioso ¿eh?, la verdad que yo también me has hecho una mamada deliciosa en el baño y quiero más mucho más, pero has de esperar a que lleguemos a casa, es peligroso por la calle.
Llegamos a su casa, y me abrazó por detrás mordiéndome el cuello y pasándome por la mano por dentro de la camiseta mientras me la desataba.
Me giré y desabroché sus botones, que pectorales tiene, le iba comiendo sus pezones mientras le agarraba el bulto que se notaba que estaba con ganas.
Ahora si vas a saber lo que es bueno, lo que es un hombre follándote, cómeme la polla puta.-dijo Pedro-.
A lo cual le respondí:
-Hoy haré lo que quieras, me estabas poniendo en el bar a mil con esa camisa, eres un puto cabrón y lo sabes.
Estuve lamiendo un buen rato, sobándole entero. Después de una buena sesión de mamada, me cogió en brazos y me llevó a la cocina, me tumbó encima de la mesa de la cocina boca arriba y me abrió las piernas.
Se agachó y empezó a comerme el culo, que lengua más dura y que placer, me retorcía de gusto. Me metió un dedo, al principio un poco de escozor, luego dos, mientras me miraba con deseo. Luego dijo:
-Ahora vas a gemir como lo que eres un buen puto.
Me sujetó las piernas con sus brazos, y me metió primero la cabeza, como dolía, luego el resto iba entrando solo. Hasta que dio con sus huevos en mi culo. Empezó suavemente para luego dar unas fuertes embestidas. Puff como gemía y como gemía yo.
Parecía que la mesa no aguantaba, era un toro salvaje, estuvimos bastante tiempo hasta que decidimos cambiar de posturas, y me puso a cuatro patas en el suelo de la cocina, me daba algún cachete en el culo. Joder que culo tío, luego se quitó el condón y se la volví a comer, seguía dura después de 45 minutos follando. Volvió a penetrarme después el culo, esta vez sin condón.
En poco tiempo se corrió dentro jadeando y gimiendo, que líquido calentito dentro de mi culete vicioso.
-Bueno vamos a ducharnos que nos hemos puesto perdidos. Me dijo
Me metí y el conmigo, pero para mi sorpresa su polla ya estaba dura de nuevo, así que me folló en la ducha, esta se vez se corrió en mi boca.
Era un semental, después de la ducha y después de sus descansos me volvió a follar tres veces más.
Al día siguiente me dolía el culo de las fuertes embestidas que me pegaba.

viernes, 17 de diciembre de 2010

miércoles, 15 de diciembre de 2010

HISTORIA: Preso Por Error

Luis era un muchacho soltero, de veinticinco años, guapo, de buen cuerpo, trabajador, un tanto tímido y retraído. Sus experiencias con las mujeres no habían sido muy buenas y sexualmente no le llenaban como él esperaba, siempre quedaba un vacío, insatisfacción, un deseo creciente de experimentar algo más fuerte, pero no sabía en realidad que deseaba.
Un día, luego de 10 horas de arduo trabajo, decidió irse a duchar para pasar luego por el bar y tomarse una cerveza, de verdad que se lo merecía. El trabajo de construcción era sumamente fuerte, y ese día en particular estaba literalmente “molido”.
Como siempre fue a uno de los baños que se habían acondicionado para los empleados, se quitó su ropa y se metió a la ducha. Su cuerpo estaba marcado por el tipo de trabajo que realizaba, sus músculos bien definidos, duros como roca, sus nalgas eran como las de un modelo de ropa interior, muchos de sus compañeros admiraban su cuerpo, pero ninguno se animaba a decírselo por temor a ser considerados homosexuales o algo así. Su rostro iba acorde con su cuerpo, bien varonil, lampiño, solamente usaba una especie de barba debajo de su labio inferior, su cabello era rojizo y ondulado, el cual siempre andaba bien arreglado.
Invitó a dos de sus compañeros que lo acompañaran a tomarse la cerveza en aquel viejo bar que acostumbraban frecuentar, sobre todo los fines de semana, pero ninguno quiso acompañarlo, ya que era media semana y no estaban muy bien de dinero. Decidió entonces ir solo, y así lo hizo, entró en la taberna, habían unos hombres que parecían los villanos de una película de acción. Estaban discutiendo acaloradamente con el dueño, de repente iniciaron los golpes, no sabe en que momento alguien lo empujó por la espalda, y cuando se dio cuenta él mismo estaba dándose de golpes con uno de los tipos, ¡claro! Lo hacía solo para defenderse, ya que él no era parte del problema, pero por azahares del destino se encontró en el lugar incorrecto en el momento menos indicado.
De repente llegaron dos radiopatrullas las cuales fueron alertadas por los vecinos, y sin hacer muchas preguntas esposaron a todos los que estaban en la taberna, excepto al dueño, y los llevaron detenidos hasta la comisaría. Por más que Luis trató de explicar que todo era un error, y que él no tenía nada que ver en el asunto, no le hicieron caso, más bien, lo golpearon en el estómago obligándolo a entrar en el auto policial.
El grave error de Luis fue que no llevaba documentos de identificación, por lo tanto después de varias horas de detención, dejaron ir a todas las personas involucradas en la riña, a excepción de Luis. Uno de los policías le explicó que la única forma para que pudiera salir, era que alguien lo llegara a identificar, o por el contrario debía de pasar toda la noche en la delegación. Ahora sí estaba en un problema, ya que él vivía solo, toda su familia era de muy lejos, y estaba seguro que ninguno de sus amigos iría a esas horas a sacarlo de ahí. Por lo tanto resignado optó por aceptar aquel cuarto como su lugar de hospedaje de esa noche. La verdad había dormido en peores lugares, se dijo.
Luis se encontraba solo en aquel pequeño cuarto, que contaba solamente con una vieja cama, un servicio sanitario y los barrotes que lo apresaban, así es que procedió a acostarse, para que el tiempo pasara rápido. A parte de él solamente había un oficial, quien era el que lo custodiaba.
A eso de la media noche, escuchó voces, eran dos oficiales que se estaban poniendo de acuerdo, el hombre más viejo le estaba pagando a un oficial joven, como de la misma edad de Luis, para que le hiciera el turno, ya que se le había presentado un asunto familiar, por lo menos eso fue lo que pudo escuchar desde su cama. Así es que en cuestión de momentos su custodio era otro.
El joven oficial se acercó al cuarto donde estaba Luis, para observar quien era el reo que custodiaba, desde que lo vio le llamó fuertemente la atención, estaba acostado boca abajo, por lo que se podía ver su camisa ceñida a su ancha espalda, y el jeans ajustado a su cuerpo que dejaba ver la sexy figura de sus nalgas y piernas; con el garrote que llevaba en la mano, golpeó suavemente la cama para despertarlo, lo cual logró: “¿Qué deseas? Le dijo Luis. “Pues nada, quería saber a quién estaba custodiando” contestó. “Debo de revisar tu cuarto por rutina, así es que no te me pongas violento, además debo de esposarte para prevenir cualquier inconveniente” continuó diciendo el oficial.
Sin oponer ningún tipo de resistencia Luis se dejó esposar con sus manos hacia atrás, el oficial revisó cada rincón del lúgubre cuarto, y luego decidió hacer lo mismo con Luis: así es que lo puso contra la pared, y comenzó a pasar sus manos por el hermoso cuerpo de su preso. El joven oficial tocaba de forma diferente a Luis, apretaba sus nalgas, piernas, brazos, pecho, podía sentir todos sus músculos, esto lo excitaba al máximo, a tal punto que el ajustado pantalón de su uniforme apenas si podía retener su verga. Era la primera vez que tenía a un reo tan guapo bajo su autoridad, por lo que sacaría provecho de ello. Para Luis no fue difícil percibir que el oficial lo estaba manoseando, sobre todo cuando este pasó las manos por su paquete, y literalmente se lo agarró palpando su picha y huevos. “Oiga, no se pase, no tiene por que tocarme de esa forma” le dijo Luis al oficial. “Usted guarde silencio, que yo soy el que manda aquí, y sé lo que estoy haciendo” respondió el policía.
En realidad, Luis siempre había tenido la inquietud de saber lo que era tocar a otro hombre, o que lo tocaran a él, sobre todo después de una breve experiencia que tuvo de niño con un primo de su misma edad, allá en su pueblo, donde se tocaron en varias ocasiones sus pequeños penes erectos, pero sin pasar a más de eso. De esta forma comenzó a alimentar sus pensamientos lascivos que por mucho tiempo habían quedado congelados en su mente. Qué mejor lugar que este, pensó, el policía es bien atractivo, y nadie tendría por qué darse cuenta de nada de lo que ocurriera ahí. Así es que dejó que el oficial hiciera su trabajo sin poner resistencia alguna.
El oficial continuó tocando a Luis, y muy pronto pudo sentir una leve erección, esto le llamó la atención grandemente, por lo que agarró con más fuerza la verga de Luis mientras lo veía a los ojos: “¿Cómo que te gusta que te requise?, pues creo que debo de buscar más detenidamente”, mientras decía esto, comenzó a soltar el botón del pantalón de Luis, metiendo su mano por dentro de su ropa interior, agarrando la tibia verga del prisionero; Luis cerraba sus ojos, estaba muy excitado, jamás lo hubiera pensado, pero le gustaba lo que estaba experimentando.
El joven policía agarraba la picha de Luis con fuerza, la tenía grande, gruesa, con su glande completamente al descubierto, producto de la circuncisión que de niño le habían realizado, sin esperar más, el oficial le bajó el pantalón y la ropa interior, pudiendo contemplar así la apetitosa verga del preso, sus huevos le colgaban, eran grandes, y un sensual bello rojizo rodeaba todo el riel que se erguía imponente, mostrando su rosada cabeza, que ya destilaba las primeras gotas de lubricación.
Luis estaba abandonado al placer, de alguna forma se estaba dando cuenta que esa era la experiencia que quería vivir, que lo haría sentir la plenitud sexual que tanto ansiaba, así es que no haría nada para estorbarle a su improvisado amante los planes que tuviera para con él.
De pronto el oficial se agachó, poniéndose de rodillas, pasando la punta de su lengua por todo el glande de Luis, saboreando las gotas de líquido preseminal que de él salía, sus manos le acariciaban las nalgas y tomaban con fuerza los huevos que apenas si le cabían en la palma de la mano. Era la primera vez que experimentaba una mamada, ya que a las mujeres con las que estuvo no les gustaba el sexo oral. La sensación de sentir la cálida boca de ese joven oficial en su verga, era única, fuera de este mundo, en ese momento, ya los movimientos de cadera de Luis eran voluntarios y en total armonía con los de la cabeza del oficial.
“Quítame las esposas, te prometo que no haré nada, solamente quiero disfrutar este momento, créeme” dijo Luis con su respiración entre cortada por el placer y la pasión. El oficial lo miró a los ojos, tratando de detectar si las palabras de Luis eran verdad o mentira, y lo que descubrió fueron dos hermosos ojos de color gris claro, deseosos de lujuria y sexo. Por lo que casi de forma inmediata le soltó sus manos.
El joven pelirrojo al sentirse libre se quitó su camisa, dejando todo su pecho al descubierto, quedando así completamente desnudo. Luego de forma un tanto brusca y violenta, acostó al oficial en su cama y comenzó a quitarle todo su uniforme. El cuerpo de este también era muy bien definido, probablemente por los ejercicios físicos que les obligan hacer en la academia, tenía la piel blanca, con las tetillas rosadas, pectorales duros y con un poco de bello negro que bajaba por “el caminito de la felicidad” hasta su ombligo, para perderse luego hasta la misma raíz de su verga.
La lengua de Luis recorrió todo el territorio que estaba descubriendo, el oficial no podía creer lo que estaba ocurriendo, él simplemente quería manosear a aquel bello reo, pero la vida lo estaba premiando con mucho más. Mientras Luis lamía todo su cuerpo, él le acariciaba la roja cabellera y su musculosa espalda.
“Quiero que mames mi verga, métela en tu boca y pasa toda tu lengua por ella” le pedía el oficial, Luis quitó la ropa que restaba al policía, dejándolo totalmente desnudo, la verga de este era un poco más pequeña que la de él, podía medir unos 17 centímetros, delgada, sutilmente curvada hacia arriba, con el glande todavía cubierto por la piel del prepucio, sus testículos medianos, apretaditos; Luis la tomó con su mano descubriendo el glande, corriendo el prepucio hacia abajo, y como todo un experimentado amante comenzó a pasar su lengua por todo el contorno de la verga del oficial, nadie podría creer que era la primera vez que lo hacía, mucho menos el policía que disfruta cada movimiento de la boca y lengua de Luis.
“Ahora méteme toda tu verga, quiero que me penetres, que me perfores el culo con tu riel” decía el joven policía, extasiado por el placer que experimentaba. Se puso de cuatro patas en la litera, mostrando el rosado hoyito de su culo, que pedía a gritos la picha de Luis. El culo del oficial se veía tan delicioso, que Luis no pudo resistir la tentación de pasar su lengua por el, lamió todo el ano del oficial, penetrando con la punta de su lengua aquel agujero deseoso de ser perforado. Luego de quedar satisfecho por la mamada de culo que le dio al oficial, puso un poco de saliva en su verga, y con sus dedos llenó también de saliva el ano de su custodio penetrándolo con ellos, luego colocó la punta de su verga en el orificio, y con fuertes movimientos procedió a penetrar al policía.
“¡Ahhhh! ¡Siiiii! Así, bien fuerte… quiero sentir que entra toda… no tengas miedo… métela que yo aguanto… ¡ahhhh! Muévete… así… así… sácala y métela… ¡que rico! “Siento toda tu verga dentro mío” las palabras del policía provocaban que la excitación de Luis fuera total, como nunca antes Luis estaba viviendo lo que era el verdadero sexo, eso era lo que le hacía falta, el deleite y placer eran totales. El oficial apretaba el ojo de su culo aprisionando la verga de Luis; luego la sacó para darse vuelta quedando boca arriba, puso sus pies en los hombros de su amante, y Luis volvió a taladrar su culo.
Mientras lo penetraba, Luis acariciaba el pecho del policía, agarrando su dura verga, sobándola con gran pasión. “Quiero que me des un beso, necesito que me des un beso” decía el policía. Luego de pensarlo por unos momentos y dejándose arrastrar por el placer, Luis acercó sus labios a los del oficial besándolo una, otra y otra vez. Hasta los besos sabían diferente, se disfrutaban más, las lenguas se compenetraban en sus bocas, y un estremecimiento de deleite sexual viajaba desde la punta de sus lenguas a la de sus excitadas vergas.
“Ahora déjame sentarme en tu verga, quiero cabalgar sobre ti y que me llenes el culo con toda tu leche” parecía ser la última petición del oficial. Luis se acostó en la cama, mientras el policía se sentaba lentamente sobre su picha, tragándosela una vez más por completo, no fue necesario mucho movimiento, ya los dos estaban a punto de reventar, el oficial puso la mano de Luis en su verga, para que este terminara de hacer el trabajo, mientras él con su culo y movimientos sobaba la picha del pelirrojo para provocar que eyaculara dentro de él, algo que logró con unos cuantos quiebres de cadera.
La verga de Luis reventó dentro del culo del oficial, grandes cantidades de semen impulsadas por los fuertes golpes que Luis daba contra las nalgas del policía, iban inundando a este con su leche, a la vez que, por su parte, el oficial expulsaba con gran presión, torrentes de blanca y espesa leche, gracias a la rica fricción que daba Luis con la mano a su dura verga; todo el pecho del oficial estaba lleno de chorros de semen, igual que la mano de Luis, algo que parecía no molestarle, al contrario, inclusive la sensación de sentir el semen de otro hombre en su mano era excitante en ese momento.
Cuando terminaron, se miraron a los ojos, ninguno de los dos creía lo que había pasado, habían disfrutado de una noche de placer total, sin reservas ni complejos. En lo más profundo de sus corazones deseaban que aquella noche se volviera a repetir, ambos habían encontrado lo que andaban buscando, sin decir una sola palabra se vistieron, cuando el oficial se disponía a salir Luis lo llamó diciéndole: “Oye, me encantó estar contigo, yo no soy ningún delincuente, si tú quieres nos podemos ver otra vez”
El joven policía se devolvió, tomándolo por las mejillas llevó su boca a la de él, ambos amantes se fundieron en un beso que establecería una unión que duraría por mucho tiempo.

martes, 14 de diciembre de 2010

viernes, 10 de diciembre de 2010

miércoles, 8 de diciembre de 2010

HISTORIA: El Taxista

Me encontraba en mi trabajo, había sido un día tranquilo, bonito, con buen clima y agradable ambiente, me disponía entonces para ir a mi casa.
Llegué hasta la parada del autobús y divisé un taxi de los "colectivos", pregunté si iba para mi destino lo cual me fue confirmado por una persona la cual creí era el chofer, para mi sorpresa, no estaba nadie más así que me senté en el asiento de adelante y a esperar a que pronto llegaran los demás pasajeros para irnos.
Pasaron como cinco minutos más o menos cuando se abrió la puerta del chofer, era un joven quien muy afablemente sonriente me saludó, lo cual respondí de igual forma, pensaba que tenía entre veinte y cinco y treinta años, parecía como recién bañado, un cuerpo muy atlético, estatura como de 1.75 m, unos ojos color gris profundos, sin duda muy hermosos, vestía un pantalón color azul tipo buzo, con una sudadera lisa blanca muy ajustada, parecía como de tela lycra, la cual me llamó la atención. Bastante atractivo el joven.
Me dijo que ya nos íbamos, no esperaría más pues ya estaba algo cansado, por lo que me alegré bastante, nuestro viaje era como de unos veinte kilómetros, más o menos en quince minutos llegaría a mi destino.
También me comentó que había terminado de ir al gimnasio, lo cual me respondí el por qué parecía como que se había bañado, esa tarde había mucho tránsito, por lo que no se avanzaba mucho, pero como estábamos conversando no era problema, ninguno de los dos tenía prisa por llegar.
Mientras él conducía yo lo miraba con disimulo, lo que me llamaba la atención era ver cómo le resaltaba sus partes genitales por lo voluminoso que se veía, lo cual notó cuando lo estaba mirando, realmente impresionante.
Cada vez que conversaba con él, volvía mi mirada hacia ese lugar, parecía no incomodarle ni molestarle, miradas iban, miradas venían, por mi mente pasaban preguntas si aquello era real o meramente aire, pues a veces las apariencias engañan. Él de vez en cuando se tocaba sus genitales; algo normal entre los hombres, no parecía tampoco como excitado, tampoco se le notaba que hubiera erección, me imaginaba pues que estaba bien dotado, pero sin saber cuál parte era de mayor proporción.
El tiempo pasaba, pero no así el tránsito, seguíamos conversando de todo un poco, hacía mucho viento y bastante frío por lo que íbamos con las ventanas cerradas, los vidrios estaban polarizados, por lo menos los de las ventanas laterales y el vidrio de atrás, poco se veía hacia dentro, su paquete me impresionó, y no aguanté, se lo acaricié lentamente, ¿le gusta?, y ni lerdo se bajó los pantalones, tenía un bóxer de esos que se ajustan muy bien al cuerpo, quedando bien marcado, bueno le dije, parecía que era así.
Lo que pasa, me dijo, es que estoy bien dotado, Me regalaron algo muy hermoso y no me quejo de ello. ¿De qué tiene más dotes de los huevos o el pene? Le pregunté algo nervioso, pues me estaba empezando a excitar y parecía que él también.
¡De los dos!, me respondió con mucha firmeza, pero ¿son de verdad? Le pregunté entonces. ¿Pues claro de qué iban a ser? Me contestó. Es que ahora como todo el mundo se opera ya casi nada es real, le comenté. ¡No! lo mío es real, todo es real, nada de paquete, hice un gesto con mis labios como si deseara conocerlos y verlos. Aún no se había subido el pantalón.
Entonces acerqué un poco mi mano en dirección a sus genitales, y le pregunté: ¿Puedo?, ¡Toque! Me dijo él sin dejarme de terminar de preguntar.
Lo cual hice con mucho cuidado y suavidad, poco a poco iba sintiendo todo aquello, hasta que me di cuenta que se estaba empezando a excitar, ¡Qué rico se siente!, me dijo, y con voz nerviosa también. ¡Si quiere lo sigo tocando! Le pregunté, ¡Siga!, ¡siga! Me dijo, por lo que continué sin esperar más, haciéndolo esta vez un poco más apretadito, hasta que pronto por debajo de ese bóxer se podía ver una gran erección, así que por su pene pasaba mi mano con más suavidad. Me dijo, voy a estacionarme por aquí un momento.
Era un lugar algo solitario, parecía como si nos estuviéramos escondiendo del paso de los carros. Pero la verdad no me importó, era evidente lo que yo quería. La noche nos apremiaba con su oscuridad como para hacemos invisibles e imperceptibles ante los demás.
Me dijo que le gustó como lo había tocado, que sintió muy rico y que tenía ganas de masturbarse, por lo que me preguntó si me molestaba ese hecho, a lo cual le contesté con un ¡No! muy contento y complaciente, le dije que, al contrario tenía ganas de ver aquello que se veía tan grande y que parecía más bien producto de la imaginación. Nunca he hecho algo así, pero la verdad es que usted con eso me provocó, terminó diciendo.
Él empezó a masturbarse, lo hacía como con desesperación, más yo lo detuve, le dije que se tranquilizara, que hiciera las cosas con calma, así que tomé su pene con mi mano (por cierto que podía usar mis dos manos) y comencé a masturbarlo con suavidad, humedeciendo mi mano con saliva y frotándolo por todo ese gran cuerpo carnal.
Él se acomodó mejor en el asiento, lo bajó de forma que quedaba acostado, tenía en frente una gran verga, gruesa, firme, sin curvaturas, con venas a penas perceptibles, un glande realmente bien hermoso, con una circuncisión bien hecha. Según mis cálculos medía como unos 20 centímetros aproximadamente.
Sus huevos también tenían buen aspecto y tamaño, hermosos, carnosos, dignos de poner en una balanza y saber con exactitud su peso, parecían como dos puños (¡de la mano por su puesto!), los cuales tocaba con suavidad y fuerza a la vez, impresionaban y hasta me hacía la boca agua.
Seguí masturbándolo, él cerraba los ojos y sonreía a la vez, ahora hablaba muy poco, demostraba placer y complacencia, gemía de goce, de vez en cuando sacaba su lengua para humedecer sus labios, por cierto ¡muy atractivos!
Poco a poco fui subiéndole la sudadera, tenía el pecho espectacular, bien formado con mediana vellosidad, se sentía muy suave, sus pezones se encontraban firmes, así que comencé a chupar su verga, le hacía especial énfasis en su glande. El verdadero placer parecía experimentarlo de abajo.
Lo mamaba con fuerza succionando milímetro a milímetro hasta sentir que casi me ahogaba. Me dirigí entonces a sus huevos, como podía los humedecía con mi lengua, cosa que le daba gran placer, su cuerpo temblaba, se paralizaba, se movía, se estiraba. Cuando podía me introducía sus huevos en mi boca y luego los turnaba de lugar. Fueron los mejores huevos que había tenido yo en toda mi vida.
Todo el placer que él sentía me lo hacía saber con sus gemidos, sus palabras, sus movimientos, en perfecta armonía con lo que le estaba brindando.
Una vez más me concentré en mamarlo, ahora sus gemidos se volvieron más intensos y seguidos, señal que entendí perfectamente que pronto iba a explotar como un volcán. No había duda, estaba llegando a su fase final, habían sido minutos de mucho encanto, lo que más disfrutamos fue el tiempo, puesto que se había prolongado por lo menos en unos quince minutos. Yo no sé si realmente él aguantaba mucho pero en esta primera vez fue genial creo que para ambos.
Ya faltaba poco, cuando empezó a advertirme que ya se venía, yo me aparté de mamarlo y le dije ¡Suéltela, suéltela! Le decía refiriéndome a su leche que reventaba por salir. Sus gemidos crecieron con mayor fuerza hasta que con un grito hizo desembocar sobre su pecho todo un manantial, me turnaba para mirar la expresión en su cara y la salida con fuerza de su semen, se le veían venir lágrimas, que me imagino eran de placer (¡¡o quizás de dolor porque todo había terminado!!).
Encontré una caja de pañuelos desechables y me puse a limpiarlo, con mucho cuidado recogía cada gota de ese manjar caliente y recién salido, hasta asegurarme que llegara lo más limpio posible a su casa.
Me confesó que ésta era la primera vez que alguien se la había mamado, cosa inverosímil de aceptar, pero cómo, le decía yo, cómo es posible que nadie se hubiera fijado en ese bulto tan provocativo, cómo es que nadie se había atrevido nunca a ofrecerse para ese evento. Al mismo tiempo me sentí honrado y feliz de haber sido su primera experiencia.
Le pregunté por qué me permitió a mí hacerlo, a lo cual respondió que nunca nadie le había hablado de algo así, que todo fue muy natural y que las cosas se dieron sin planear, que no pensó, en que las cosas terminarían así, jamás se hubiera imaginado las cosas como se dieron.
Me dijo que había sido grandioso, que de verdad lo había disfrutado, que nunca le pasó por la mente algo así, y menos con un hombre. Que si volvía a tener otra experiencia así, tenía que ser nuevamente conmigo, a lo que yo sin pensarlo dos veces acepté.
Le dije que esperaba fuera pronto y en otro lugar, que cuando volviéramos a tener otra oportunidad así de encontramos esperaba que nadie más llegara a montarse en el taxi, ya que antes no lo había visto a él, él también era como nuevo en el oficio de taxista.
Nos pusimos en camino a nuestro destino, ya faltaba poco, cuando estábamos llegando a unos apartamentos me dice: Aquí vivo yo, señalándome, espéreme aquí ya vengo, voy a ir a entregar la plata del día, cualquier cosa diga que usted es el técnico que viene a verme la computadora, entonces yo me reí, le dije, qué coincidencia, porque la verdad yo soy técnico de computadoras, de verdad?, qué bueno.
Espéreme ya vengo, yo lo voy a dejar después hasta su casa.
Al poco regresó y me invita a entrar, estoy solo, entre por favor, mientras nos damos, si lo desea, una buena ducha, ni lo pensé dos veces, entré con él en la ducha, nos desnudamos uno al otro, acaricié ese hermoso paquete, tomé el jabón, le limpié bien todo su cuerpo, con especial interés su hermoso trasero y obvio que su rica verga, y a pesar que ya estaba bien erecto, no quise hacerle nada, quería reservármelo para la cama, él también me enjabonó pero muy nervioso, no sabía qué hacer conmigo.
Salimos del baño, nos dirigimos desnudos a su cuarto, ahí comencé a secarlo con suavidad, podía sentir que su corazón palpitaba con fuerza, con emoción, cuando ya me disponía yo a secarle su pene le dije, esto se lo seco con mi lengua y mi boca.
¿Está bien?, le pregunté, me responde, hágame lo que quiera, después de secarle bien sus piernas y el culo empecé a darle una buena mamada como la primera vez de ese mismo día, mientras yo lo mamaba me masturbaba, ya que él no tenía experiencia, no quería obligarlo en hacer nada, no quería echar a perder ese momento.
Cual no sería mi sorpresa cuando él mismo me quitó la mano de mi pene y comenzó a hacérmelo el mismo, qué delicia sentía, no podía creerlo, seguí mamándolo, ahora con más placer y fuerza. Me volví para verlo y me dijo un poco sonrojado, usted también tiene derecho de sentir algo, no puedo ser tan egoísta después de todo lo que me ha hecho, pero la verdad no sé qué hacer.
Le dije que no se preocupara, que no se sintiera comprometido, pero él me dijo que quería probar, ¿probar qué?, le pregunté con algo de ansiedad, ¿de todo?, no se, me respondió, por el momento sólo se ocupó de masturbarme, pero en ocasiones tuve que mostrarle cómo se hacía mejor, ya que lo hacía un poco brusco, le enseñé que debería ser con suavidad, con placer, no hacer por hacer, que a pesar de todo por la condición de hombres que tratara de ser romántico, entonces comprendió, que no todo se trataba de tener solo sexo, sino más bien de tener una buena relación.
Luego de unos minutos se incorporó sobre la cama y admiré con gran asombro su cuerpo perfectamente proporcionado: piel tersa y ligeramente blanca, brazos de fuerte musculatura, pecho airoso y amplio con unos pectorales firmes y bien contorneados adornados con un pezón ligeramente más oscuro que el resto del cuerpo, sus abdominales eran excelentes y se podían admirar los cuadritos del abdomen, de cintura angosta y muslos bien formados.
Sus manos pasaron de mi pene al pecho, luego con su mismo ritmo, él mismo se guió en ir con su boca a mi pecho y haciendo suaves succiones se entretuvo en mis pezones, halándome luego con un poco más de fuerza, era realmente delicioso sentir todo como lo hacía, él estaba empezando a experimentar una buena relación y yo por supuesto me retorcía y gemía a la vez, por instinto propio de machos, se dirigió a donde yo más esperaba el momento, comenzó a descender, lentamente, cerrando los ojos pero asegurándose de ir por el camino correcto.
Ya pasaba por mi ombligo el cual humedeció a su antojo, y sin más pensarlo se apoderó de mi pene con todo el poder que su boca le inspiraba, no podía creerlo, él me estaba mamando a mi, lo hacía exactamente como yo se lo brindé, aquí era yo el que casi se desmayaba, me daban vueltas todo a mi alrededor, me cambiaban de colores mi vista a todas partes, sentía música celestial, fueron sensaciones tan inmensas que de verdad trato de describir con lujo de detalles todo aquello que estaba pasando entre nosotros dos.
Le sugerí hacer entonces un sesenta y nueve, lo cual aceptó y los dos parecíamos como espejos, cada uno hacía a su antojo e perder la oportunidad de la naturaleza si éste joven me había confesado era su primera experiencia, así que tomé el riesgo que me penetrara sin condón, eso si tenía que asegurarme de lubricarlo bien, así que le di otra mamada con bastante saliva.
Me coloqué a la orilla de la cama, él se colocó de pie detrás de mí y poco a poco fui sintiendo milímetro a milímetro la entrada de su miembro viril dentro de mi culo, fue maravilloso, el dolor del placer se perdonaba en cada movimiento de su vaivén, extendiendo mis brazos y agarrándome del borde de la cama me abría lo más posible para que no tuviera problema, los dos gemíamos juntos.
Ya los movimientos se hicieron más cortos y rápidos, me dijo que ya se venía, por lo que le dije que no importaba que lo hiciera dentro de mi, acto que no tardó mucho en llegar, con un fuerte y muy profundo gemido combinado con grito, sentí salir todo ese manantial de leche depositado con tanta fuerza, podía sentir la inflamación en mi, conforme salía.
Me volví y comencé a masturbarme para regarme, pero él, sabiendo mi intención, cambió mi mano por su boca y me dio una mamada que cuando me venía, lo quité de mi pene, pero en un segundo volvió y no tuve más remedio que regarme dentro de su boca, la cual llené, sin creerlo porque lo estaba viendo, él se tragó todo, sin dejar de chupar y succionar gota a gota fue recolectando como si tratase de un nuevo manjar.
Cuando se aseguró de haber tenido la última gota se acercó a mí y nos besamos tan apasionadamente como nunca había hecho yo con otro hombre, sellando así nuestro primer encuentro. ¡OH! ¡Qué gran encuentro!, nunca pensé que eso se iba a desarrollar de esa forma.
Me dijo nuevamente que había disfrutado mucho y que de verdad quería repetirlo pero sólo conmigo, nos dimos nuestros números telefónicos, nos alistamos nuevamente y me fue a dejar a mi casa.
Nuestros siguientes encuentros fueron tan buenos que ambos queríamos siempre superar el anterior, parecíamos como enviciados, el uno del otro.

martes, 7 de diciembre de 2010

lunes, 6 de diciembre de 2010

domingo, 5 de diciembre de 2010

sábado, 4 de diciembre de 2010

HISTORIA: En el baño

Hola mi nombre es Alberto, mido 1.90 mts., peso 75Kg. Tengo ojos color gris claro, cabello castaño y voy al gym regularmente, por lo que no soy un mal partido, lo que les voy a relatar sucedió hace un mes más o menos.
Acabada de salir de mis clases en la Universidad a la que asisto, estudio Ingeniería y justo acababa de salir de un examen parcial, algo decepcionado y con ganas de gritar me dirigí a la cafetería y me fumé un cigarro y me tomaba una soda.
De momento sentí que alguien me observaba y en efecto al otro lado de la cafetería justo frente a mí en una de las mesas estaba un chico moreno, de ojos color miel, muy atractivo, llamando por teléfono, pero observándome. Cuando terminó de llamar, me miraba aún más fijamente, me preparaba para ir a abordarlo cuando llegó uno de mis amigos y me aguó la fiesta, sólo por un momento porque al rato se fue y me senté a su lado.
- Hola - Hola - ¿Cómo que te dejaron plantado no? - Si mi amigo quedó de traerme unos discos y me dice que no puede traérmelos sino hasta más tarde.
- ¿Y? ¿Qué harás hasta entonces? - No sé - Bueno (como tengo llave de los baños de los instructores de la universidad) que te parece si vamos a otra parte y jugamos algo sucio.
- Ok, pero a dónde - Tú sígueme y yo te indico.
Lo llevé directamente al tocador de maestros y comenzamos a hablar de varias cosas, yo estaba recostado y tenía la verga a tope, él se dio cuenta y me dijo:
Me estoy calentando, y se acercó a mí tocando mi verga, la acarició y nos dimos un beso, luego le propuse que mamara mi verga a lo que accedió muy gustosamente, entramos a uno de los cubículos del baño y me bajé los pantalones, me había puesto una tanga negra muy diminuta la cual bajó con sus dientes y comenzó a lamer mi verga de una manera sorprendente.
Debo admitir que nunca alguien me lo había hecho así, después de un rato de riquísimo placer, se paró y me dejó ver ese riquísimo culo que cargaba, yo inmediatamente lo lamí desde arriba hasta llegar al esfínter.
Coloqué saliva en mi dedo y lo introduje suave hasta meterlo todo, el gemía de placer y me pidió que introdujera mi verga, yo no lo dudé un segundo y puse mi verga en dirección de su ano, luego lo introduje fuertemente haciéndolo gritar de placer (le complacieron mis 19cms.).
Me pedía más por lo que aligeré mi mete y saca acabando completo dentro de él, rápidamente se volvió y lamió mi verga dejándola completamente limpia.

viernes, 3 de diciembre de 2010

jueves, 2 de diciembre de 2010

miércoles, 1 de diciembre de 2010

MARCANDO PAQUETE

KAMASUTRA: La Leña

Esta es una de las posiciones que llamo acrobaticas, no tanto porque sea difícil de conseguir sino por lo complicado que puede ser llevar el ritmo.

El pasivo se extiende de espaldas sobre el piso y el activo se monta sobre él pero al revés, pies con cabeza. El pasivo proyecta el ano hacia arriba de forma que su compañero lo pueda penetrar. No es una penetración profunda. El activo debe poner las rodillas en el piso y apoyar los codos para poder darse impulso, aunque el ritmo pueden llevarlo moviéndose hacia abajo y hacia arriba, cualquiera de los dos.
Esta postura es como la carne de serpiente, aunque sea una vez se puede uno arriesgar a probarla.