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viernes, 17 de septiembre de 2010

HISTORIA: El padre de mi vecino

Era un tiempo en el que yo contaba con 24 años y salí de mi casa a resolver mi vida solo. Fuí hacia el sur de la ciudad y allí me instalé en un edificio con tan solo 6 departamentos, el mío daba a la calle y en frente vivía el que me dijo llamarse Marcos, un muchacho como de 30 años. Solo lo ví el día que me mudé por que llego muy tarde y salgo demasiado temprano a trabajar. Esa vez me invitó alguna vez a visitarlo y le dije que después con gusto. Nunca lo hice hasta que por alguna casualidad tuve que regresar a mi casa por unos documentos que olvidé y allí en el elevador me encontré a su padre, un hombre de 57 años, de pelo bien peinado y cano, un bigote recortado pero abundante iigual con algunas canas. No medía más de 1.75 cm de estatura y bien vestido. Me dijo algo que trabajaba en alguna oficina gubernamental y de allí que ese día usaba un traje azul a rayas y zapatos negros muy lustrosos. La barriga grande y pensé que la gente que trabaja en el gobierno siempre es barrigona, por el exceso de buena comida y su mal trabajo que realizan.
-Buenos días joven, ¿así que usted es el nuevo vecino?....diciendo esto me miraba recorriendo mi cuerpo, yo pensé que no le gustaba mi ropa por que no visto muy formal que digamos.
-Así es, respondí, Raúl es mi nombre y estoy a sus órdenes.
-Gracias, yo me llamo Manuel y creo que ya conoces a mi familia, por lo menos a mi hijo Marcos que fué quién me habló de ti. Pero no se si sabes que salió de viaje a Los Angeles y por allá estará un mes. Mi esposa se llama Laura y ella ahora se encuentra en el hospital por algo que no es delicado pero si de cuidado. Dicen que estará por lo menos dos semanas más.
Yo me encontraba un poco nervioso por que don Manuel me parecía un hombre sumamente atractivo pero más cuando se rascaba los testículos como entre acomodándoselos y masajeándolos. Pensé que llevaría ya un tiempo sin relación sexual, pero no, los hombres como él no paran y siempre tienen a una amante, aunque este señor se veía decente y fiel por la forma de hablar sobre su familia.
En eso llegamos a nuestro piso y ya me estaba invitando a pasar a beber algo, yo no pude decir que no por que realmente me fascinaba su rostro y su cuerpo de hombre maduro. Y aunque tenía prisa y debía recoger los documentos no me importó y pase a su departamento. Se quitó el saco y la corbata, se desabrochó los dos botones de la camisa en el pecho y pude observar la cantidad de pelo blanco que salía, eran muy largos y gruesos. El parece que se dió cuenta de mi fijación por que me preguntó si algo pasaba. No, le dije titubeante... Es que nunca había visto yo tal cantidad de pelo en el pecho de alguna persona.
-Ah pues si te impresiona eso te muestro la escena completa si quieres....y comenzó a desabotonar por completo la camisa dejando al aire libre esa espectacular barriga dura y peluda...
Yo no sabía que hacer y no pude dejar de admirar, me puse nervioso y él se acercó y tomo mi mano para ponerla sobre su pecho. Sientelos por ti mismo, me dijo.
En ese momento me recorrió un temblor de excitación por el cuerpo y mi pene se endureció al instante, no podía ocultarlo así que sin más don Manuel me lo agarró apretándolo fuerte mientras con la otra mano me acercaba por la cintura, luego de esto me soltó y me dió un abrazo largo sintiendo yo su respiración agitada en mi cuello y su verga parada por mi estómago y sobre su pantalón azul a rayas elegante. Sin pensarlo más me quite la camisa para sentir la barriga peluda que se movía por la excitación. Nos besamos y su bigote me hacía gemir por sentir aquella boca madura sobre mis labios. Los de él eran carnosos, grandes y besaba como solo puede besar un hombre con experiencia, recorriendo cada centímetro con su lengua, mordiendo mis labios dejándome sentir el placer sexual de los sentidos, de los labios, de los cuerpos. Su boca en mi boca se contenía en respiros agitados, fuertes, penetrantes. Eso me alteraba y yo solo quería que ese momento durara toda la vida. Yo lo quería comer, don Manuel me quería comer. Separamos nuestros labios y nos miramos con mirada profunda, de esas donde no hay tiempo ni espacio, de esas miradas que se dicen todo sin decir nada, con silencio cómplice que mata los sentidos y la razón. Nos estábamos dejando llevar a nuestra escencia corporal y carnal a pesar de nuestras familias. Nada importó en esos momentos.
-Hace mucho que no había estado con un hombre, me dijo, creo que 15 años por lo menos de la última vez y ya lo extrañaba.
-Yo nunca he estado con ninguno, le pude decir entrecortado, aunque siempre lo he deseado nunca me había desicido por temor o no se, pero ahora que lo hago y con una persona como usted, creo que me siento en el cielo. Usted es para mí esa especie de hombre que lo representa todo, y su cuerpo.....¡que hermoso cuerpo de verdad!
-¿Te parece que tengo bonito cuerpo? A mi no me gusta, estoy demasiado panzón y un poco pelón, canoso y la verga la tengo muy chiquita...¿quieres verla?
-jejeje....por supuesto que quiero verla, pero eso déjeme hacerlo por mi mismo, quiero ir descubriendo paso a paso eso que tanto placer causa. Yo por lo mismo le digo que usted representa todo lo que se necesita de un hombre. NO se, las barrigas grandes siempre me han parecido hermosas, además que si las relacionamos con algo, tienen que ver con la madre y sus vientres en la gestación de un hijo, el exceso de cuidado y la protección. Yo creo que eso es lo que me provoca la atracción, sentirme de alguna manera protegido por una persona adulta....
-Me gusta que lo veas así por que entónces entiendo que no solo es el coger por coger lo que quieres y yo tampoco, creo que por eso deje de buscar, lo que yo necesito es también sentirme querido por alguien, si es cierto que amo a mi familia, también me siento solo en lo otro, pero ahora puedo sentir que de alguna manera, por lo menos si te soy atractivo aún con mi barriga enorme, pienso que puedes sentir quererme por lo menos estos momentos.
En eso estábamos pero me sentí un tanto extraño por que no era común que en plena excitación, nos pusiéramos a hablar de eso, solo seguíamos abrazados y mirándonos como desde el principio, hablando de las cosas que no se hablan en un encuentro rápido. Creo que comencé a sentir algúna especie de ternura por don Manuel, ya no era solo el atractivo de su cuerpo el que me tenía allí, era más allá de la simple excitación corporal, era mi mente y mi corazón que estaban entrando en el juego de los sentimientos.
Lo mire de nuevo con más ternura y sonreí, lo abracé de nuevo pero con más calma y mas profundo, como para que sintiera que realmente era querido, por su parte me sonrío también y me agradeció recorriendo mi cuerpo son sus manos grandes y manchadas por el sol.
Comencé a recorrer su cuerpo con mis labios, con mi lengua, y a pesar de no saber como hacerlo por que era mi primera vez, le arranqué suspiros de placer, bajé por su pecho y me entretuve allí mirando y succionando sus pezones grandes y negros, recorrí su estómago y lo abracé y me quedé por un momento disfrutando de su respiración agitada. Llegué a su pantalón el que desabroché lento mientras mi rostro sentía como su mienbro palpitaba, lo comencé a bajar y vi sus calzoncillos largos que enseguida se levantaron por la dureza de su verga..Los comencé a bajar y allí estaban sus pelos muy largos y grises, negros y espesos, pegué mi nariz y olí el aroma de hombre viejo, hombre necesitado de ser querido. Terminé por bajar los calzoncillos y mire su tiesa verga, era realmente hermosa, de un color moreno y con la cabeza rosada que ya para esos momentos estaba goteando lubricante. Me sorprendió la cantidad de lubricante que desprendía, así que levanté la mirada y con sus ojos me suplicaba, tomé la verga y la recorrí con una mano y con la otra sus huevos peludos y redondos, grandes. Su verga no medía mas de 14 cm, pero al parecer había trabajado mucho por que lo sentía. Pasé mi lengua por su cabeza rosada mientras lo miraba, él gemía y empujaba sus nalgas como invitándome a algo más, yo no lo dude y me la metí toda de una vez, así la tuve por largo rato hasta que bajé a sus huevos que subían y bajaban a un ritmo acelerado. Hundí mi cabeza en su vientre mientras su barriga me presionaba la frente. Es hermoso sentir el cuerpo de un hombre así, solo mío en ese momento.
Me tomó de las brazos y me levantó dándome otro largo beso y terminó por sacarse los pantalones....Me llevó a su cama mientras yo me iba desvistiendo lo que me quedaba. Me recostó boca arriba y se tiró sobre mí. No supe de mí por un momento por que dábamos vueltas abrazados y recorriéndo nuestros cuerpos, no se como fué pero así comencé a sentir uno de sus dedos en mi hoyo, me comenzó a doler mucho, realmente mucho, pero no quería dejar de sentirlo...Solo que cuando introdujo la mitad se me salió un pequeño grito y por ello preguntó si quería que parara o si quería que lo hiciéramos. Yo le dije que sí por que ya no podía parar. Siguío y lo metió todo masajeando y luego moviéndolo como buscando algo. yo no pude más y le dije que quería sentir su verga dentro. Fué así que me puso baca abajo y de nuevo se subío, me abrazó fuerte y hablándome comenzó a meterla, despacito primero. Yo no aguantaba el dolor pero don Manuel me hablaba diciendo que me quería, que también me necesitaba como yo a él, así sin pensarlo me la metió toda, y a pesar de no ser grande si era lo suficientemente gruesa para hacer sentir, pasó un rato allí sin moverse, solo besándome y acariciando mis cabellos, mi espalda y ya que me sentí tranquilo comenzó a sacarla lento pero rítmico, hacia dentro y hacia afuera. Fué un rato largo y pensé que su edad no le permitía moverse más pero estaba muy equivocado por que de repente comenzó un ritmo acelerado, su verga pareció crecer y engordar más por que la sentí mas adentro, su barriga vibrando en mi espalda, sus huevos pegados a mis nalgas. De allí se incorporó y me dió la vuelta sin sacarla, me levantó las piernas y me la metió con fuerza, luego me atrajo más hacia él y volvió a empujar, solo que esta vez yo la sentía mas grande y así una tercera vez me atrajo casi quedando la mitad de mi cuerpo volando y él puso mis piernas ya muy pegadas a mi pecho, se recostó más sobre mí y allí besándome ya empujó y empujó hasta que ya no pudo más, yo para ese momento no sabía si sentía dolor o placer, lo que si sabía es que estaba disfrutando como nunca a ese hombre, su mirada y su cuerpo. Así pues en espasmos largos terminó por dejarme su líquido dentro y así se quedó un buen tiempo como pudo abrazado a mí. La verga salió ya pequeña y entónces se recostó a mi lado. Creo que desde entónces estamos recostados uno junto al otro, por que a partir de allí nos volvimos cómplices, amantes pero sobre todo, dos grandes amigos.

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