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sábado, 23 de octubre de 2010

HISTORIA: El policia y Raúl

Ese fin de semana me quedaba en casa de Raúl y se había propuesto enseñarme a manejar su moto, para ello fuimos a un lugar apartado donde la gente solía ir a hacer prácticas de conducir. Yo ya había estado allí con el coche de mi padre pero estaba nervioso porque nunca había conducido una moto y apenas si había montado un par de veces.
No fue tan mal como esperaba, no me caí y conseguí llevar la moto un rato. Cuando ya llevábamos un par de horas Raúl me dijo que nos íbamos pero que esta vez conduciría yo. Le dije que si se había vuelto loco, él me respondió que no iba a conducir y que esa era la mejor forma de aprender y que de todas formas tenía que hacerlo si esa noche no quería dormir al raso.
Antes de salir me dijo que no fuese muy rápido, que si quería parar lo hiciese y que aparcase si él me daba dos toques en el hombro.
Iba tan concentrado en mirar hacia delante que no me di cuenta de que, a mitad de la carretera que llevaba a aquel lugar de prácticas, un coche de policía se había colocado tras nosotros y nos "invitaba a aparcar". No es que esté ciego pero a parte de lo de concentrarme en la carretera me había dado cuenta de que, abrazado a mí, estaba mi mejor amigo empalmado. Cuando note los golpes en el antebrazo me apresuré a aparcar y solo me dio tiempo de mirar por el espejo y pensar "mierda".
El policía que nos paró se dio cuenta enseguida de que pasaba algo raro porque al preguntar por los papeles había sido Raúl, y no yo, el que respondió. Esta vez se dirigió expresamente a mí, preguntó por el carnet, me quedé callado y fue Raúl de nuevo quien contestó, intentó explicarle al policía que había estado tratando de enseñarme a conducir y le pidió que lo dejara pasar.
Entregamos la documentación y Raúl entregó los papeles y su carnet de conducir. Nos hizo ponernos contra el coche y yo me imaginé que estaría buscando drogas o algo así. Me cacheó a mí primero y pensé que no era necesario que se acercara tanto, hasta sentí el bulto que tenía entre las piernas...
Cuando terminó de cachear a Raúl estaba sonriendo y nos dijo que nos metiéramos en el coche. Me extrañó que entrara también con nosotros pero no se me ocurrió decir nada.
-Ahí fuera estaba empalmado, eso no podemos dejarlo así.-se dirigía a mí-. Tendrás que chupársela.
-¿Qué...?
-Que se la chupes, y llevó mi cara hasta la entrepierna de Raúl.
-Bájate los pantalones, le ordenó.
Raúl obedeció, "hazlo con cariño" oí que decía el poli. Yo traté de mirar a Raúl a los ojos pero él desvió la mirada. Cogí su polla, la noté caliente, ya no estaba tan hinchada pero aun no se había recuperado de la fuerte erección que presentaba un rato antes. Había soñado tantas veces con tener su polla entre mis manos, nunca imaginé que sería así pero no iba a desaprovechar la oportunidad. Acerqué mi boca a su miembro y comencé a lamerlo pero rápidamente pasé a chuparlo, pronto alcanzó su tamaño máximo y pude apreciar lo bien dotado que estaba mi mejor amigo. Chupé, chupé con ganas, con entusiasmo, lamí sus huevos, recorrí su mástil con mi lengua, oía sus gemidos de placer y eso me excitaba. Ya no me acordaba del poli que seguramente se había estado pajeando y disfrutando del espectáculo, yo sólo pensaba en la polla que tenía delante y por eso me sorprendí cuando noté que el poli me estaba bajando los pantalones. Instintivamente levanté mi mano para impedirlo pero él me dijo que me sentara y que me quitase la ropa, cosa que él ya había hecho. Mientras me desnudaba me fijé en la polla del poli, era enorme, unos 25 cm, y muy gorda. Él se dio cuenta de lo que estaba mirando y me dijo:
-Ya tendremos tiempo para eso.
Me hizo ponerme a cuatro patas entre él y Raúl, que había aprovechado para quitarse también la ropa. Seguí con la mamada que tanto placer le estaba dando a mi amigo, y fue cuando sentí el dedo húmedo del policía acariciando suavemente mi ano. Me encantó, sentía sus manos acariciándome y su dedo que cada vez hacía incursiones más atrevidas, comenzó a meterlo y sacarlo poco a poco, luego más rápido, yo me sentía en la gloria. Continuó con dos dedos y luego tres, me estaba follando el culo con la mitad de los dedos de su mano. Me besaba en las nalgas, cada vez más cerca del lugar donde sus dedos me proporcionaban aquel gozo. De pronto sus dedos se retiraron, sus besos lo habían llevado hasta mi ano. Comenzó lamiendo lentamente mi abertura, acariciándola, impregnándola con su saliva. Introdujo la punta, no le costó, sus dedos ya habían abierto el camino en mi culo virgen. Su lengua penetró al máximo y noté sus esfuerzos por llegar más adentro, ejercitó su mandíbula a tope y cuando no pudo más empezó a entrar y salir furiosamente. Un rato después Raúl me agarró la cabeza y empezó a mover la cadera con rapidez como si intentase follarme la boca y sus gemidos se hicieron más intensos, el poli dejó lo que estaba haciendo para contemplar como Raúl se corría en mi boca.
Su semen salió a largos chorros y pronto llenó mi boca, pensé que me iba a atragantar así que retiré mi boca de su polla, pero no había terminado, un último chorro de leche mojó mi cara, mis manos y las de Raúl y también llegó hasta su pecho.
-Debes de chuparla muy bien, el chico no ha tardado nada en correrse.-observó el poli-. Ahora ven aquí y chúpamela a mí.
Cuando empecé a chupar aquella tremenda verga pensé que quería pasar un buen rato así pero no duró mucho apenas había empezado el policía me apartó y me dijo que me sentara sobre su polla.
Él hizo que me inclinara un poco para besarme en la boca, luego siguió besándome el cuello mientras su mano acariciaba mi polla. Noté la suya debajo de mí, tan cerca de mi culo...
Busqué a Raúl con la mirada, se estaba pajeando y tenía la vista clavada en mí, pero al darse cuenta de que le miraba desvió la mirada otra vez. Pensé que le daría vergüenza que le mirara.
El poli me dijo que me levantase un poco, se chupó dos dedos de la mano izquierda y me los pasó con suavidad por mi culo, me los metió poco a poco y luego agarrando fuerte su enorme polla me hizo descender sobre él.
La penetración fue dolorosa pero era yo quien marcaba el ritmo y quien controlaba la intensidad, él se dejaba hacer, había colocado sus grandes manos en mis caderas para guiarme. Cuando todo su pene estaba dentro de mí, me encontré sentado sobre sus poderosos muslos, apoyé mis manos en sus trabajados y velludos pectorales y comencé a subir y bajar notando como su verga entraba y salía de mi culo. Después de un rato me dijo que me tumbara mirando hacia arriba en el asiento, para ello tuvo que hacer espacio moviendo los asientos delanteros, para que cupiésemos los dos en el trasero y Raúl quedara entre nosotros y la parte delantera del coche.
Levantó mis piernas y las acomodó en sus hombros, me penetró duramente, se inclinó hacia delante y comenzó a embestirme, a clavarme aquel gran trozo de carne. Gritaba y agarré fuertemente los pétreos brazos del policía, me estaba haciendo daño pero no quería que parase porque cada embestida me daba dolor y placer a la vez. El poli atrajo a Raúl por la cintura y se metió su polla en la boca, las embestidas eran más suaves.
Sentí celos al ver al poli chupársela a Raúl, hacia ya tiempo que sentía algo por él pero no me atrevía a confesárselo.
Alargué la mano y le arrebaté la polla de la boca, la atraje hacia mí y comencé a chupársela con ganas, vi al poli sonreir y casi al instante las enbestidas volvieron a ser tan intensas como antes. Pero a Raúl no le importaron mis gritos siguió disfrutando de la paja independientemente de quien se la estuviese haciendo. Volvió a ofrecerle su polla al poli que aceptó y siguió chupando con deleite el mástil de mi mejor amigo.
El poli soltó la polla de Raúl y siguió embistiendo cada vez más fuerte me agarró las manos con fuerza y se inclinó sobre mí para besarme. Pasó su lengua por mi cuello. Sacó su polla de mi cuerpo y me la acercó a la cara obligándome a chupársela. Me agarraba del pelo y metía y sacaba su polla de mi boca. Noté su semen, caliente y agrio, salir de su pene como si se tratara de una fuente. Tragué como pude y él se apartó de mí, me dio un rollo de papel para que me limpiase y nos dijo:
-Vístanse y váyanse, por esta vez pasaré por alto que condujeras sin carnet pero no habrá una próxima.
Nos subimos a la moto, esta vez Raúl era el que conducía, y nos dirigimos a su casa. Esa noche me confesó que hacía ya tiempo que deseaba decirme que le gustaba y que quería estar conmigo. Nos besamos y acabamos haciendo el amor toda la noche.
Un tiempo después detuvieron a un amigo mío, cuando fui a recogerlo a la comisaría reconocí al policía que lo trajo del brazo desde los calabozos, era el mismo que nos paró a nosotros. Noté como lo miraba mi amigo y me di cuenta de que a él le había hecho lo mismo que a mí, su expresión me indicó que no lo olvidaría nunca. Por su parte el poli me reconoció, sonrió me llevó a parte y me dijo que le entregase el móvil, introdujo un número, llamó esperó a que sonara un tono y colgó.
-Ahora que hemos intercambiado números espero que nos volvamos a ver, y a tu amigo dile que si quiere también puede venir, pero avísame y llamo a alguien para equilibrar las cosas.
Me aparté de él, fui adonde estaba mi amigo y salí del edificio planeando un futuro encuentro, y cómo se lo propondría a Raúl.

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