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lunes, 29 de noviembre de 2010

HISTORIA: Lorenzo, mi hermano

Al regresar a casa después de pagar servicio militar, me reencontré con mi familia, la cual había visitado fugazmente durante los últimos 2 años. La sorpresa mayor fue mi hermano, a quién habiéndolo dejado como un adolescente de 16 años, se había convertido en todo un hombre de 18, con su tez morena y su 1.82mts. de estatura. Tenía un cuerpo de atleta y por supuesto, las mujeres le llovían como moscas. Realmente me impactó porque yo me había quedado rezagado con 1.76 de estatura y 70kgs. aunque con un cuerpo que mostraba los resultados de mi paso por él ejercito. Además, mi hermano Lorenzo no parecía ni prójimo mío, ya que si él es moreno y peludo, yo por el contrario soy blanco y lampiño.
Como antes de mi partida, él y yo compartimos la misma habitación, lo que se estaba convirtiendo para mí en una tortura al verlo pavonear su cuerpo enfrente de mí, además, no podía olvidar que era mi hermano. Pero una noche que salí de ducharme y entré al cuarto de improviso, él estaba viendo una película porno y masturbándose. Me quedé mudo cuando vi el tamaño de su verga, unos 18cms, y él debió notar mi cara de sorpresa porque reaccionó y me dijo: "pasa y cierra la puerta, pendejo". Así lo hice y me preguntó si me molestaba lo que hacía, por supuesto que le dije que no y me acosté a ver la película.
Se dio cuenta que realmente no veía sino lo que él tenia entre las manos. Me dijo agresivamente que si tanto me gustaba su verga que yo mismo le hiciera la paja. Aunque me lo dijo para herirme, yo le tomé la palabra, me acerqué, se la agarré y empecé a masturbarlo. Se sorprendió porque no esperaba esto de mí, trató de apartarme, pero la sensación de mi mano sirviéndolo, pudo más. Empezó a gemir lo que me animó a meterme su pija en la boca, ya estaba listo, no se resistió, más bien me atrajo con fuerza hacia él y empezó a cogerme la boca fuerza. Sentía que me ahogaba, ya que me presionaba con sus manos la cabeza contra su abundante pelo púbico. Como pude me separé y le pregunte si alguna vez había penetrado a un hombre, su respuesta fue negativa pero lo encendió más. Busqué lubricante y un condón, se lo puse, me acosté sobre la cama y le dije a Lorenzo que lo hiciera sobre mí. Una vez que estuvo en posición me empujó su pija de un envión lo que provocó que gritara por el dolor intenso que me produjo. Lorenzo me introdujo sus interiores en mi boca, me ordenó que hiciera silencio y que lo aguantara porque no me lo iba a sacar hasta que acabara.
Empezó a moverse sobre mí y a cada intento mío de masturbarme me lo impedía. Parecía que solo él tenía derecho a tener placer. Me sujetó las manos fuertemente con las suyas inmovilizándome y así estuvo respirando sobre mi espalda y jadeando hasta que se vino. Sentí su potencia en mí y eso bastó para que sin darme cuenta acabara sólo con el roce de la cama.
Lorenzo se percató enseguida que había ensuciado su cama y se puso violento, me dijo": Maricon, limpia esa vaina con la boca y que no quede nada, hazlo ya". Acostumbrado como estaba a recibir ordenes en él ejercito, lo hice hasta con un poco de placer. Luego, me trató secamente y me mandó a mi cama y que no hiciera ruido porque quería dormir.
Me fui y me acosté muy preocupado pensando cual sería su reacción después. Algo me decía que no saldría nada bueno de esto.
Dos días después de nuestro encuentro, estaba solo en la casa, hablando por teléfono, cuando Lorenzo llegó y dio un portazo, le pregunté qué le pasaba y me dijo que no le había ido bien en la universidad y que Samantha, su novia del momento, había salido de improviso a hacer un viaje. Acto seguido me gritó: "Cuelga esa mierda y vete para el cuarto, maricon, tengo ganas de cogerte ". Realmente me a sustó e hice todo lo que me dijo, lo esperé mientras lo oía discutir por teléfono. Una vez en el cuarto, se bajó los pantalones, se lubricó la verga me quitó los shorts y me dijo que me volteara. Le pedí que no, "así no, por favor, no estoy preparado y soy tu hermano, Lorenzo". Poco le importó, ya que me agarró por la nuca y me arrojó sobre mi cama, me puso en posición fetal y comenzó a introducírmela con menos violencia que la primera vez, pero con más brusquedad, me cogía con desdén, ni siquiera me tocaba o acariciaba, me sentía casi como una cosa que era utilizada para el sexo. De repente hizo un movimiento brusco y su verga se salió de mi culo, estaba un poco sucio, esto lo llenó de ira y la emprendió con una correa a pegarme y llevarme hacia el baño. Me dijo que no volviera a ensuciarlo porque eso no era nada comparado con la golpiza que me daría. Traté de explicarle que yo le había dicho que no estaba listo, pero más me golpeaba, no oía razones. Entré al baño llorando para prepararme bien esta vez.
Antes de salir me vi en el espejo y noté todos los golpes que tenía en mi cuerpo, temblando volví a la habitación y me acosté sumisamente. Me ordenó ponerme de cuclillas y volvió a montarme y esta vez sentía como estaba de excitado y supuse que era por lo caliente que había quedado, pero no, me dijo que le excitaba ver mi cuerpo marcado.
Su verga me llegaba hasta el fondo en ese momento comenzó a darme con la correa de nuevo mientras que con la otra mano me sujetaba por el pelo. El miedo que comenzaba a tenerle era incontrolable, solo esperaba oír su deseo para complacerlo, y así lo hizo. Me ordenó no moverme hasta que él acabara, me empujó hacia delante quedando yo completamente acostado solo con mi culo elevado para facilitarle su cogida. Acelerando su ritmo acabó después de 15 minutos de dolor y sufrimiento de mi parte lo que no parecía importarle. Se paró y me dijo que a la noche quería verme en el cuarto a las 9:00pm y ya sabía para que.
Se metió en el baño a ducharse, mientras yo quedaba sobre la cama confundido y temeroso de lo que mi hermano era ahora, un guapetón de barrio cualquiera que abusaba de mí y lo peor era que yo lo permitía y estaba comenzando a disfrutarlo.
A las 9 lo esperé en el cuarto, llegó, cerró la puerta y se sentó en su cama, me miró fijamente y me dijo: "De ahora en adelante estarás a mi disposición siempre que lo desee, eso implica que tu culo debe estar siempre limpio para mí. Te encargarás de hacerme mis cosas en la casa y mantener lo mío en orden, no quiero que me ensucies con tu leche de maricon mientras te cojo, así que si acabas te golpeo. Estás solo para complacerme y darme gusto y si alguien se entera, te largas "
Enseguida le respondí que no le entendía, que eramos hermanos e inclusive él con más estudios que yo, que porque actuaba con tanta violencia conmigo. No me contestó, se sacó la verga y tuve que mamársela hasta que me acabó en la boca, prendió la TV y se puso a verla.
Pasaron 4 semanas desde que Lorenzo me trata como su objeto personal y aunque parezca mentira me acostumbré a esto, es más, me gusta sentir su cuerpo contra el mío aunque no me está permitido satisfacerme en su presencia. Mi vida se limita a mi trabajo como chofer en el día y sirviente de mi hermano todo el resto de mi tiempo. En las noches casi siempre me llama para estar conmigo y por lo general me coge y me manda a mi cama, no debo molestarlo para nada ni hablarle hasta que él me lo permita. Nuestra relación de hermanos es solamente para el resto de la familia, sin embargo, una sola mirada suya basta para que tiemble y trate de complacerlo de cualquier forma posible.
El dia anterior mi familia salió de vacaciones por un mes a la isla de Margarita y Lorenzo y yo debimos quedarnos debido a nuestros trabajos. En la noche vinieron 2 amigos de Lorenzo a tomarse unos tragos y conversar con él, me ordenó atenderlos mientras ellos hablaban. Yo traté de hacerlo de la manera más natural para que no se dieran cuenta de tipo de relación que llevamos, pero Lorenzo me lo hacía muy difícil ya que como nunca, me trataba mal frente a sus amigos y hacia sentir su dominio para conmigo.
De repente noté que se reían y me llamaron. José Manuel, (que era un negro, medía 1.85, con unos 90kgs de peso, y jugador de volleyball), y Joaquím (un brasilero aindiado, de 1.80 y 75 Kg), me preguntaron si era cierto que yo era maricon. Su pregunta me sorprendió y no supe qué decir. Lorenzo me miró con furia y me dijo: "Contéstales, que te están preguntando", con temor les dije que así lo creía mi hermano. Se rieron y le dijeron a Lorenzo que conmigo tenía una mina de oro ya que podía alquilarme a los panas, mi hermano sólo sonrío, me miró y me ordenó desnudarme no sólo para mostrarles mi cuerpo sino su poder sobre mí.
La humillación ya era total, algo dentro de mí me impedía rebelarme, sentía que al hacerlo me exponía a ser golpeado o al rechazo de mi hermano. Me empujó con su pie y fue cuando José Manuel se levantó, me tomó de la mano y me llevó al cuarto. Lorenzo solo asintió con la cabeza mientras yo miraba buscando alguna orden.
Apenas entramos a la habitación, se desnudó y comenzó a tocarme, cerré los ojos y me deje llevar, José Manuel me besaba y masturbaba, realmente me hacía el amor, aunque con fuerza. Estando sentado sobre su miembro seguía masturbándome e inclusive preguntándome si me dolía o si lo disfrutaba. Cambiamos de posición unas 3 veces, realmente era la primera vez en todo este tiempo que era tomado en cuenta en la cama, no sólo como un objeto.
A pesar de que no me gustaba José Manuel debido a su aspecto en general, me esforcé en satisfacerlo ya que me imaginaba que con eso complacía a mi hermano, es más, pese a que me trataba amablemente, no sentía el placer que me producía la piel y el trato de Lorenzo. Mientras me cogía, solo me excitaba pensar que era mi hermano, allí me di cuenta que Lorenzo era mi dueño y que era a él a quien amaba y que no importaban maltratos ni ser utilizado por él o por quién fuera, siempre y cuando me permitiera seguir con él.
Al terminar de cogerme José Manuel, éste salió del cuarto y entró Joaquím, a quién le di lo mejor de mí ya habiendo entendido mi puesto, me moría por saber que mi hermano estaba contento con mi comportamiento, lo que me mantenía excitado. Joaquín solo se limitaba a cogerme, como un animal me clavaba su verga en mi culo nada de besos ni caricias, lo que le agradecí. Más de una oportunidad lloré en silencio no solo por el dolor que ya empezaba a tener por él numero de cogidas en una noche sino también por la situación impotente en que estaba. Pero todo lo olvidaba al pensar que mi Amo estaba esperándome afuera. Estuve con él hasta el amanecer. Acabó, se levantó y salió. A los lejos escuché cuando se despedían y salían de la casa.
Lorenzo entró a la habitación y todo el cansancio, todo el dolor y la humillación desapareció al verlo, lo busqué enseguida para saber si estaba contento conmigo, lo único que me dijo fue: "Despiértame en 3 horas para desayunar, y mañana tienes nuevos clientes, así que prepárate, y espero que des más de ti.

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