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lunes, 1 de agosto de 2011

HISTORIAS: EL NAUFRAGO

Hace dos semanas me ocurrió un accidente, yo me encontraba navegando a vela en un pequeño bote que recién adquirí , pero me distraje y perdí de vista la linea de tierra en el horizonte, por lo que luego de cuatro horas de buscar infructuosamente tierra, me encontraba completamente a la deriva, sin agua, sin víveres, ni un adecuado equipo de navegación, así pasé dos días y yo me encontraba completamente perdido en el Océano. Cuando apareció de la nada un pequeño carguero, por suerte sus tripulantes me vieron antes de que su nave me impactará, tras informarles de mi desdicha, el Capitán ordenó que se amarrara mi bote para ser remolcado y yo fuera subido a bordo.
De inmediato se me proporcionó agua ya que me encontraba bastante deshidratado además toda mi espalda me ardía por el tiempo que estuve expuesto al sol, luego de una corta entrevista, el Capitán ordenó que se me sirviera de cenar. Al terminar de cenar me indicaron cual era mi litera, en lo que era el camarote del cocinero, un hombre de unos treinta y tantos años de baja estatura gordo y algo calvo, con un agradable sentido de humor, al llegar con la escusa de que toda la espalda me ardía por el sol que tome en mi bote me quite toda la ropa y me acosté en la parte inferior de la litera, dos de las paredes del camarote se encontraban parcialmente tapizadas con fotos de mujeres desnudas o teniendo relaciones con otras, yo tenía un buen rato acostado cuando regresó al camarote el cocinero, al verme acostado desnudo en su cama permaneció un rato en silencio observandome, hasta que decidió preguntarme que hacia yo desnudo en su cama, yo hice como si me despertaba y le expliqué que me encontraba tan cansado que apenas tenía fuerza para quitarme la ropa, y que pensé que no le molestaría que me acostase un rato en su litera, y que además me ardía mucho todo el cuerpo por la quemada de sol, el buen cocinero salió del camarote sin decir nada y yo me volví hacer el dormido, al rato regresó yo lo sentí entra al camarote y cerrar la puerta luego sentí que se sentaba en la cama, yo permanecía haciendome el dormido, cuando sentí que con sus manos me untaba una crema en la parte superior de mi espalda, en ese momento consideré que era adecuado que me despertara y entablara una conversación con él. Al preguntarle que hacia, el cocinero me respondió que me esta echando vaselina para que se me aliviara la quemada, yo le pedí que me regara por toda la espalda, y a medida que me pasaba sus manos por mi espalda, yo comencé a llamarle la atención sobre las fotos pegadas en las paredes, él sonreía a los comentarios que yo realizaba sobre las modelos de las fotos, llegó el momento en que sus manos llegaron a la parte baja de mi espalda deteniendose hay, yo haciendome el tonto, le pedí que por favor continuara hasta mis muslos que también me ardían, él como que lo pensó por un momento, y yo para animarlo le agradecí la labor que realizaba, sus manos continuaron bajando por mis caderas se alejaron de mis nalgas hasta llegar a mis muslos, en la segunda oportunidad que me paso las manos, las pasó más lentamente y sobre mis nalgas, al yo sentir el calor de sus manos sobre el área de mis nalgas, abrí un poco las piernas y levante mi cadera un poco, él continuó pasandome sus manos con más fuerza y más detenidamente sobre mis nalgas, en esa tercera vez quebré más mi cadera y dejé escapar un profundo suspiro al tiempo que uno de sus dedos me rosó mi esfínter, como que era esa la señal que él esperaba ya que en ese momento se detuvo el masaje, a los pocos segundos él se quitó su pantalón y se posicionó sobre mi, y sin decir palabra me penetró completamente, quien iva a pensar que ese gordito fuera tan rico, me estuvo dando como todo un profesional, sus manos me tomaron por mis caderas y cada vez que me oprimía contra su cuerpo yo sentía su barriga chocando contra mis nalgas, hasta el punto en que se desbordó dentro de mi, en ese momento dejó caer todo su cuerpo, su respiración acelerada la sentía sobre mi espalda, él y yo permanecimos quietos por un tiempo indeterminado, al rato lo sentí moverse, pero como yo me encontraba tan agotado me quedé dormido en su litera.
Al día siguiente me enteré que me encontraba en un carguero de bandera Panameña y que el total de su tripulación eran cinco personas incluyendo al Capitán. Y que en cinco días llegaríamos al puerto de donde yo había salido tres días atrás. Como la única ropa que tenía era mi traje de baño el cocinero me prestó uno de sus pantalones, el cual desde luego me quedaba inmenso, me presenté ante al capitán y le hice saber lo agradecido que estaba por haberme salvado la vida, y me ofrecí a realizar cualquier labor para pagar mi pasaje, el Capitán Rodríguez indicó que no hacia falta, y me invitó a disfrutar de mi estadía en el barco, el restó del día lo pase conociendo la nave detenidamente, al llegar al área de la cocina Pedro que era como se llamaba el cocinero se sonrojo al verme, a solas me pidió disculpas por haberse aprovechado de mi durante la noche, yo me hice el desentendido y le hice saber que fue una de las mejores noches de mi vida, al decirle eso me retiré de la cocina y continué vagando por el carguero, al llegar a la sala de maquinas conocí al maquinista Roberto un hombre de unos cincuenta años, con un gran bigote, y una mirada algo interesante, él se ofreció a enseñarme el cuarto de maquinas, al principio él caminaba frente a mi hablando sobre la capacidad de los motores, el combustible y toda esa sarta de cosas relacionadas con las máquinas, yo me empezaba a sentir algo aburrido cuando me indicó que subiera por una pequeña escalera, debido a que use las dos manos para comenzar a subir, los pantalones que me había prestado el cocinero se me deslizaron hasta el piso, por lo cual mis nalgas quedaron por completo al aire, oportunidad que aprovecho Roberto para poner sus manos sobre ellas, yo por mi parte sentí que mi corazón daba un salto de alegría como iva a ser posible que en dos días seguidos se me presentara la oportunidad de disfrutar de dos hombres distintos, Roberto me tomó por los hombros y me hizo presión hasta que me fui bajando, al punto que mi cara quedó frente a sus genitales, de momento yo me quedé quieto esperando que él actuara, cuando lo vi meterse la mano dentro de su pantalón y sacar su miembro, sin dilación lo tomé con mi boca y me puse a mamarlo, de cuando en cuando Roberto me ordenaba para, como si estuviese a punto de venirse, al principio solo lo mantenía dentro de mi boca, pero poco a poco me lo fue introduciendo por mi garganta, por lo que mientras me acostumbraba me produjo algo de nausea pero sin mayores consecuencias, mientras con sus manos el movía mi cabeza llevando el ritmo a gusto de él, con su verga totalmente introducida dentro de mi boca yo me sentía completamente realizado, luego comenzó a alargar sus movimientos hasta el punto que prácticamente me lo sacaba da la boca para luego volver a introducirlo completamente hasta que mis labios tenían contacto con sus bolas y los pelos de su verga, así permanecimos disfrutando por un buen rato hasta que Roberto se corrió dentro de mi garganta y boca, al retirarlo yo se lo lamí para que no le quedaran rastro de semen en su glande, él se acomodó su verga dentro del pantalón, y yo me pare agarrando el pantalón que me quedaba grande, luego él se dio la vuelta y le escuche decir entre dientes "gracias", lo que me agradó mucho.
Esa noche dormí tranquilo en la litera superior, esperé despierto parte de la noche al cocinero pero este no llegó, al día siguiente al levantarme noté que su litera había sido usada, pero por lo visto no quiso despertarme, me levanté y luego de desayunar, me fui al puente de mando, hay se encontraba el Capitán, con Roberto, este me vio de reojo y se retiró a sus labores, con el Capitán estuve hablando un rato, tras lo cual decidí seguir conociendo el barco, al llegar a la cubierta de carga que no es otra cosa que el espacio dentro del barco donde va la carga, encontré a Domingo y José los dos marineros, ellos me dieron la impresión de que se estaban robando la mercancía que iva dentro de uno de los contenedores, al acercarme vi como de una de las cajas sacaban varias piezas de seda, ellos se habían retirado un poco por lo que me dirigí directamente a la caja abierta, al verme José tomó una especie de garfio cunado Domingo lo detuvo, yo me hice el que no se había dado cuenta de lo molesto que se había puesto José y parandome frente a la caja abierta saque una de las piezas de seda, era un hermoso quimono blanco casi transparente, de inmediato lo saque de su empaque y me lo puse por encima, al hacer eso el pantalón se me volvió a deslizar hasta el suelo de la bodega, ellos permanecían en silencio y yo dije, daría cualquier cosa por tener uno como este en mi casa, Domingo de inmediato se dio cuenta de mi proposito, se me acercó por la espalda y coloco sus manos en mis caderas, y me apretó contra él, en ese momento, lleve una de mis manos a tras y me di cuenta que él no estaba jugando, en cuestión de unos segundos se había armado, sin decir nada me empujo hasta un gran bulto que había en la bodega, de inmediato yo me coloque en cuatro esperando su penetración, la que no se hizo esperar, me subió la bata y se bajo el pantalón y de inmediato me penetró, José por su parte se había quedado viendonos algo retirado, y se fue acercando de frente a mi, cuando estuvo al alcance de mi mano, le bajé la cremallera de su pantalón, él se quedó parado frente a mí, hasta que le eche mano a su verga, se encontraba algo flácido, pero al tomarla con mi mano comenzó a dar muestras de vida, ya una vez que se tonifico, me lo metí en la boca, para mamarlo, mientras Domingo me daba duro por el culo, cual no sería mi sorpresa al ver que José cambiaba de posición para meterse de bajo de mi, y con su lengua se puso a lamerme mi pene, mientras yo continuaba mamandoselo a él, a Domingo por lo visto no le importaba lo que José y yo hacíamos, él me manoseaba todas mis nalgas y con gran fuerza, me penetraba, así permanecimos por un rato hasta que Domingo sacó su verga de mi culo y me baño con su semen, mientras José y yo continuamos, al momento en que José comenzó a acabar dentro de mi boca, yo se lo continúe chupando y de inmediato el sacó mi verga de su boca, por lo que yo continúe masturbandome solo hasta que por fin me corrí, al levantar la vista ninguno de los dos se encontraba, por lo que deje el quimono en el piso y me fui a dar un baño.

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